El confinamiento es una oportunidad idónea para que la alimentación familiar mejore
Publicado hace 4 años
En pleno estado de confinamiento y luego de los casi dos meses que ya llevamos así, la alimentación se ha convertido en una preocupación muy importante. Los hábitos saludables en la ingesta de alimentos se han dejado de lado en favor de comer a todas horas y recurrir a alimentos de bollería o procesados.
El tramo de edad más preocupante es la de los niños, que en pleno encierro y con poca actividad física al estar parques cerrados y disponer de poca movilidad en la vivienda, ingieren alimentos de alto aporte calórico y su metabolismo no lo quema, resultando en posibles casos de obesidad infantil.
El confinamiento debe convertirse en la mejor oportunidad para prosperar con la alimentación familiar, mejorarla no solo en los adultos, sino también en los niños ya que, para ellos, el entorno es su ejemplo base. Lo que ellos vean que sus progenitores compran y comen, será lo que ellos acepten como lo correcto por imitación. Hay que tratar de cocinar menús saludables e intentar cocinarlo en familia, haciendo partícipe de las elaboraciones que sean posibles a los más jóvenes, lo que hará que estos se sientan identificados con lo cocinado y acepten comerse esos alimentos que, en otra circunstancia, hubieran rechazado. Se trata de que asimilen cuáles son los hábitos saludables que deben tener no solo ahora, durante este confinamiento, sino más allá cuando volvamos a la normalidad.
Por ello, es importante que la compra en el supermercado se base en frutas y hortalizas saludables, frutos secos, yogures naturales y demás oferta gastronómica sana. Hay que intentar prescindir lo más posible de los productos ultra procesados como la bollería, las bolsas de patatas fritas y los refrescos, entre otros. Cuando haya hambre o ganas de picoteo y vean que no hay patatas fritas de bolsa, recurrirán a un yogur, los frutos secos o unas piezas de fruta, con las que incluso se puede elaborar de forma muy sencilla distintos postres, como fresas con nata o plátano con leche condensada.
Aplicar el plato de Harvard
La mejor forma de organizarse la compra y los platos a preparar a diario es mediante el uso de técnicas ya definidas por dietistas que se basan en los aportes calóricos de cada ingrediente.
Con tal fin, el conocido plato de Harvard, de mucha aceptación en el mundo entero, establece una división en tres partes desiguales del plato donde una mitad sería vegetales y frutas. De lo restante, una mitad estaría completado por alimentos ricos en carbohidratos, además de cereales integrales y tubérculos, mientras que el último cuarto sería de alimentos ricos en proteínas de origen animal tales a carnes, pescados y huevos.
Aderezar todo con el aceite de oliva virgen extra está también muy recomendada dadas sus beneficiosas propiedades.
De postre se aboga por lácteos sin azúcar ni edulcorantes o frutas, mientras que para beber siempre agua como bebida principal o una copa de vino en caso de los adultos.
Las mejores rutinas alimentarias para los más pequeños
La dietista y nutricionista Ana Fanlo destaca que lo prioritario es que tiene que comer cuando tengan hambre, ofreciéndoles alimentos siempre saludables. ‘Algunas veces se les ofrece alimentos sanos y, como vemos que los rechazan, les consentimos dulces, precocinados o ‘snacks’ poco saludables. Debemos constatar que eso no es hambre real, sino gula establecida por hábito. La mejor forma de introducirles la comida saludable es cocinar de diferentes formas, tratando las verduras al vapor, en purés, con bechamel o incluso como base de pizzas vegetales. Además, es importante intentar no disponer de esa bollería en casa, para evitar la tentación.”
Hay que dejar claro que comer galletas o un bollo de forma ocasional no es nocivo, ni mucho menos, mas sí lo es que se cree costumbre en ello y -lo peor-se incremente la demanda. Es importante fijarse el etiquetado nutricional y tratar de escoger cuál de ellos es el menos calórico dependiendo de la composición de ingredientes que lo sustenta, desechando por ejemplo los cocinados con aceite de palma en favor de los que están hechos con el de girasol, por ejemplo.
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