Las empresas pelean para que los ERTE no sean un gasto en vano para el Estado
Ayer se produjo en la Moncloa un importante reunión entre el colectivo de
agentes sociales y el Gobierno con el fin de definir el proceso futuro de los
ERTE durante este proceso de desescalada que estamos viviendo actualmente
La reunión se celebró a puerta cerrada y manteniendo la distancia regulada
de seguridad entre todos, con el presidente del Gobierno entre ellos. También
asistieron Gerardo Cuerva, el presidente de la patronal de pymes, Antonio
Garamendi, el secretario general de UGT, y Pepe Álvarez, el secretario de CCOO,
entre otras tantas personalidades relevantes. Cabe destacar también la
presencia de Jose Luis Escrivà, el ministro de la Seguridad Social y Yolanda Díaz,
la responsable de Hacienda, Nadia Calviño, vicepresidenta de economía, y Pablo
Iglesias, vicepresidente de Asuntos Sociales.
En este encuentro, se buscaba fijar el principio de otras muchas reuniones
más en las que se pueda fijar una concordancia y un fin común ante el problema
que puede suponer los más de tres millones de ERTE que flotan sobre el Gobierno
hoy. Se busca soluciones para que este número no siga aumentando, que descienda
y -lo más importante- que no derive a incrementar el paro.
Paralelamente, se busca que las empresas que han tenido que recurrir al
ERTE no resulten dañadas por las posibles imposiciones que puedan dictaminarse
de recontratación o despidos improcedentes. Es por este último punto que, a
modo de avance, desde el Ministerio de Trabajo se proclamó que tanto los
sectores de automoción como los de turismo podrán mantener el estado de los
ERTE más allá del mes de junio, mes fijado como límite para el resto de
compañías.
Estos despidos temporales han sido el principal elemento de protección
tanto para trabajadores como empresas puesto en marcha por el actual Gobierno.
Pero a medida que la crisis se ha alargado, el reto se ha ampliado de forma
exponencial y el tejido productivo se ha puesto bajo mucha tensión. Como dijo
la vicepresidenta Calviño en el Congreso: “Hay que evitar perder en las
próximas semanas lo que hemos ganado en términos de mantenimiento del empleo,
protección del tejido empresarial y de las rentas”.
La verdad, no obstante, es mucho más oscura. Si bien la implantación de los
ERTE era una buena idea para salvar empleos sin dañar de forma comedida a las
empresas, la realidad es que se están retirando demasiado pronto, lo que
implica que el ahorro que se está haciendo ahora. Generará un coste mucho mayor
a medio plazo al destruirse el empleo y agrandar aún más el número de parados.
Y es que, como señala Marcel Jansen, doctor en Economía y profesor de la
UAM “Para muchas empresas les resulta más rentable despedir ahora, incluso bajo
la cruz de despido improcedente, que arriesgarse a solicitar un ERTE si luego
tienen que devolver todas las ayudas”.
La principal traba que se encontraron en la negociación sobre los ERTE fue
la cláusula de mantenimiento del empleo asociada a los mismos, la obligatoriedad
que tienen las empresas de mantener los empleos durante los seis meses siguientes
tras acabar el ERTE. Ahora, el Gobierno ha flexibilizado esta cláusula, aunque
no desaparece, y dice que los despidos se valorarán según las características
específicas de los distintos sectores y la normativa laboral aplicable.
Según la Airef, un alto porcentaje (superior al 50%) de los trabajadores en
esta situación de despido temporal terminará el año en situación de paro. Un valor
que el economista Daniel Lacalle eleva hasta el 70%: “Poner en funcionamiento ERTEs
sin incluir un estudio de medidas para proteger a las empresas no es eficaz. Se
está ofreciendo una flexibilidad a la contratación que no se acompaña por el
lado de los costes fijos y esto destruye las posibilidades de recuperación de
las empresas”.
La viabilidad de las empresas ahora es la principal preocupación de todos,
tanto del Gobierno como de los sindicatos adheridos. Turismo y hostelería son
los sectores más preocupantes, sobre todo si tenemos presente que domina casi
el 80% de los ingresos en zonas y provincias como Baleares y Canarias. No en
vano, esas dos provincias es donde más ERTE se han recogido.
El problema, según los economistas, es que muchas empresas no podrán
aguantar todo esto. No hay ayudas ni modificaciones suficientes sobre los ERTE
que puedan dar alas para que sus proyectos de negocio puedan seguir
funcionando. Les fata liquidez, esa es la única y dolorosa verdad.